jueves, 8 de octubre de 2009

si se puede

Normalmente cuando vas de turismo a otra ciudad o país, sueles moverte mediantes taxis, servicio público o con tu propio coche. Sin embargo, ya sabemos que todo eso contamina y en muchas ciudades europeas puedes disfrutar de otra forma de hacer turismo sin contaminar tanto, que son las bicitaxis que se pueden encontrar en ciudades importantes como son Barcelona, Madrid, Zaragoza, Málaga y otras ciudades europeas.
Las bicitaxis no son simples bicicletas en las que uno pedalee para poder llevar a la persona que se monte sino que disponen de un motor eléctrico y que alcanzan poca velocidad para disfrutar del viaje.
Los bicitaxis no son siempre iguales, cada ciudad los personaliza de una forma. Por ejemplo, en Málaga se les llama "trixis" y son naranjas pero en otras ciudades pueden ser amarillos, azules, etc.
Es una forma original de hacer turismo que relaja bastante y, aunque no abarca todas las zonas turísticas de una ciudad, sí podremos disfrutar de la misma en un corto recorrido y por una cantidad monetaria acorde.











































Bici taxis, prohibicionismo equivocado

Los bicitaxis son una de las apropiaciones originales que han tenido las ciclorrutas bogotanas. Cuando estas empezaron a construirse a finales del siglo pasado, no se nos paso por la cabeza que uno de sus principales usuarios llegarían a ser los bicitaxis, una clásica bicicleta panadera adaptada a un tricíclico de carga con banqueta atrás, en la que caben hasta tres pasajeros. El invento ha evolucionado mucho, pues ahora, en el caso de los bicitaxis de Tintal y Patio Bonito en Kennedy, los pasajeros y el conductor van protegidos de la lluvia por una carpa. El bicitaxi es eficaz en trayectos relativamente cortos y de ñapa, no contamina.
En una zona de creciente expansión de conjuntos residenciales, al suroccidente de la avenida ciudad de Cali y detrás de la biblioteca El Tintal, en la que una afortunada planeación urbana incluyo una extensa ciclorruta, los bicitaxis le permiten a los vecinos tener transporte desde sus casas hasta las rutas de buses o de los alimentadores de transmilenio. Desde las cinco de la mañana hasta las 10 de la noche el pedaleo es incesante y no solo por la ciclorruta, sino también por las deterioradas calles de la zona.
Pero no todo es color de rosa. Los bicitaxis son hoy un vehículo ilegal. Y donde se unen ilegalidad e informalidad se generan problemas. Nuestro transporte público surgió de una mezcla de creatividad, informalidad e ilegalidad y miren ustedes el problemón con el que hemos tenido que lidiar durante décadas. Hay que regular pronto la actividad del bicitaxismo. Hoy día la gran mayoría de los conductores no son propietarios de los triciclos y tiene que trabajar duro para quedarse con unos pesos para la sobrevivencia diaria. Muchos de los conductores son migrantes recién llegados a Bogotá. El bicitaxismo es para ellos un acceso a la imposible jungla del trabajo.
Si se los regula, se puede dignificar su actividad y hacerlos parte de un programa de civismo en nuestros andenes, ciclorrutas y vías. Los bicitaxis podrían convertirse entonces en uno de los iconos de nuestro paisaje urbano.